Bible Wines or laws of fermentation and wines of the
ancients
(Resumen
del libro escrito por el Dr. Williams Patton en 1971)
"_ hubo por lo tanto dos clases de vinos
diferentes en el uso de los antiguos, en uno era dulce, agradable, refrescante,
no fermentado; el otro era intoxicantes, inflamador, excitante. Los dos eran
llamados 'vinos'_".
Este
libro fue publicado por primera vez en 1871. Su mensaje está en clara
contradicción con nuestra sociedad y es por ello sumamente necesario para
reforzar la virtud de templanza y dominio propio, tan necesaria para la Iglesia
de Dios en los días de apostasía y negligencia espiritual que estamos
atravesando.
Su
autor, el Dr. Williams Patton, fue un reconocido erudito y humilde siervo del
Señor. El hizo una profunda investigación sobre el tema de los vinos en la
Biblia, la cual le tomó varios años de su vida. Su profundo conocimiento de los
idiomas originales de la Biblia le permitieron hacer un examen minucioso de los
términos usados en las Escrituras en relación al tema, tanto hebreos como
griegos, dentro del contexto en que aparecen.
Hay que
hacer notar, también, que el texto del libro "Vinos de la Biblia o leyes
de fermentación y vinos de los antiguos"[1] ha
sido estudiado y analizado muy cuidadosamente por varios profesores de griego y
hebreo, recomendando todos ellos el trabajo del Dr. Patton por su excelente
análisis.
Es mi
oración que la lectura de estas páginas repercutan produciendo en nosotros un
mayor acercamiento a los caminos del Señor y en nuestro crecimiento espiritual.
Mi propósito, al resumir este libro, ha sido presentar la discusión y los
principios expuestos por el autor en una forma más asequible y comprensible
para el mayor número de lectores. Quien desee conseguir el libro en inglés
puede solicitarlo a: Signal Press, 1730 Chicago Ave., Evaston, Illinois 60.201,
U.S.A.
Introducción
Mi
interés por la causa de la continencia vino como consecuencia de las evidencias
que se agolparon sobre mí, como pastor en la ciudad de New York, sobre el
consumo excesivo de bebidas alcohólicas y a la falta de templanza o dominio
propio en relación a su uso. El uso de bebidas alcohólicas era entonces
generalizado. Las bebidas alcohólicas era profusamente servidas en las mesas y
en todas las actividades sociales; incluso ocupaban un lugar de preeminencia en
la mayoría de funerales. Dominaba los lugares de trabajo, y muchos comerciantes
las tenían en sus despachos y las ofrecían a sus clientes. Hombres de todas las
profesiones caían en sus manos destructoras. Estos y otros hechos impresionaron
de tal manera mi mente que determiné tratar el tema en un sermón, así, el
domingo 17 de septiembre de 1820, prediqué sobre el tema en base a Romanos
12:2. Después de enumerar todos los hechos que mostraban la falta de templanza,
denuncié todas las bebidas alcohólicas como un veneno bebible y su efecto sobre
el ser humano.
Poco
después, descubrí que una de las razones porqué las bebidas alcohólicas eran
tan ampliamente aceptadas y ofrecidas, incluso por ministros del Evangelio, era
por la creencia que la Biblia sanciona, o permite, el uso de bebidas
intoxicantes. Esta idea se había convertido en una fortaleza inexpugnable a la
que, tanto bebedores como defensores de las bebidas alcohólicas y vendedores de
ellas, encontraban refugio. Ello me llevó a estudiar el tema a la luz de la
Biblia, paciente y cuidadosamente, para saber por mi mismo sus enseñanzas exactas
sobre las bebidas intoxicantes.
Analicé
cada uno de los pasajes sobre el tema y encontré que se podían agrupar en tres
apartados: a) aquellos en los que el vino se menciona sin precisar si hace
referencia a una bebida alcohólica o no; b) aquellos en los que se menciona al
vino como causa de miseria y es señal del castigo y la ira venidera; c)
aquellos en los que el vino es presentado como una bendición, juntamente con el
maíz y el aceite, siendo señal de la misericordia y bendición eterna.
Estos
resultados me impresionaron mucho y me llevaron al siguiente interrogante: ¿No
hablará la Biblia de dos clases de vino? Este pensamiento era nuevo para mí.
Pero no me atreví a hablar de ello en público al no encontrar confirmación a
mis opiniones, ni en los comentarios ni en las enciclopedias a las que puede
acceder. Me mantuve en silencio sobre el tema hasta poder disponer de más luz
al respecto.
Treinta
y cinco años más tarde, tras revisar los estudios sobre los textos hebreos
llevados a cabo por el profesor Seixas, eminente erudito sobre dicha lengua,
sometí los resultados de mis estudios sobre el tema a su consideración,
rogándole que me diese su opinión imparcial. Él tomó los manuscritos y, unos
días después, me los devolvió con el siguiente comentario: "Su creencia
sobre que había dos clases de vino son correctos y concuerdan con las
escrituras hebreas, que justifican la posición que Ud. defiende".
Fortalecido por estas palabras, ya no me mantuve por más tiempo en silencio, y
di a conocer mis convicciones a través de sermones y conferencias.
La
verdadera filosofía está basada en hechos bien comprobados, y mientras que
estos no cambien la filosofía basada en ellos debe permanecer. Las leyes de la
naturaleza son hechos permanentes, en todo tiempo y en todo lugar. La ley de la
gravedad y de la evaporación no son iguales en todas partes, sino que también
lo son en todas las épocas. Las leyes de naturaleza son tan claramente la
expresión de la mente Divina como lo es la Escritura inspirada. El libro de la
naturaleza de Dios, con sus leyes maravillosas, y el libro de la revelación de
Dios, con sus enseñanzas, deben estar en perfecta armonía al tratan el mismo
asunto.
Los que
defienden que la Biblia hace "únicamente referencia a vinos fermentados o
intoxicantes", lo hacen de la siguiente manera: "Cuando la palabra es
la misma, la cosa a la que se refiere es la misma; si, por lo tanto, vino significa vino intoxicante como en el caso de Noé y
Lot, debe significar los mismo cuando David usa la palabra en los Salmos, como
en la narración de los Evangelios del cambio del agua en vino". "Dado
que Noé, y otros, se embriagaron con 'yayin' (vino), 'yayin', por lo tanto, debe significar un licor
fermentado". "La palabra vino, en la Biblia, es innegablemente
aplicada a una bebida que intoxicaba a los hombre: por consiguiente, la palabra
significa, necesariamente y cada vez que es usada, licor
intoxicante". "La fermentación es la esencia principal del
vino". "Hay solamente una clase de vino, pues el vino se define en
los diccionarios como jugo de uva fermentado
solamente".
Estas
declaraciones son claras y explícitas. Demasiado resumidas y con una extraña
lógica, dan la impresión de que descartan todo interrogante, eliminando
cualquier posibilidad de discusión. Pero yo no estoy dispuesto a abandonar al
tema por unas declaraciones tan determinantes. Por ello voy a presentar mi
argumentación a favor de que la Biblia habla de dos clases diferentes de vino.
En
primer lugar presento algunas citas que contradicen las declaraciones expuestas
anteriormente. El Dr. Ure, en su Diccionario de las Artes, dice: "El zumo,
cuando está recién extraído y antes de que haya empezado a fermentar, es
llamado mosto, y popularmente vino nuevo".
La Enciclopedia Chamber, en su sexta edición, dice: "Vino dulce es aquel
que todavía no ha fermentado". La Enciclopedia Rees dice: "Vino dulce
es aquel que todavía no ha trabajado o fermentado". El Dr. Noah Webster
dice: "Vino, el jugo de la uva fermentado; mosto, vino extraído de la uva pero sin fermentar". El
profesor Charles Anthon, en su Diccionario de Antigüedades Griegas y Romanas,
en el artículo "vinum" dice: "El zumo de la uva dulce y sin
fermentar era llamado “gleucos".
Otra autoridad en la materia, el Dr. Williams Smith, en su Diccionario de la
Biblia, dice: "El vino, en algunas ocasiones, era preservado en su estado
natural, o sea sin fermentar y bebido como mosto. Es muy posible que el vino
nuevo se preservara en su estado de mosto poniéndolo en tinajas y enterrando
estas en hoyos en la tierra". Estas autoridades las uso para desaprobar la
opinión equivocada de los que hemos citado con anterioridad y su posición de
que vino es únicamente vino fermentado. El segundo punto de mi argumentación se
basa en las leyes de la fermentación.
Las leyes de la fermentación son hechos fijos, que operan siempre de la misma
manera, y que requieren las mismas condiciones siempre y en todo lugar. Estas
son:
1ª Debe haber sacarina (azúcar) y glutona
(levadura).
2ª
La temperatura no debe estar por debajo de los 15º ni por encima de los 25º.
3ª El
zumo debe tener cierta consistencia. Jarabe
pesado no puede pasar a través del proceso de fermentación. El exceso de
azúcar es desfavorable a dicho proceso. Por otra parte, la falta de suficiente
azúcar o el exceso de agua incidirían en la cantidad de sacarina necesaria para
producir un licor que pueda aguantar y que entonces, por falta de energía, la
fermentación vinosa se convierta en una fermentación acetosa.
4ª La cantidad de glucosa (glutona) o
levadura también debe estar bien regulada. Tanto su exceso como su falta impide
la fermentación.
En
consecuencia, las condiciones indispensables para la fermentación vinosa son:
azúcar, levadura y agua en las proporciones exactas, y una temperatura
atmosférica entre 15 y 25 grados.
I. Algunas citas.
Count
Chaptal, el eminente químico francés, dijo: "La naturaleza nunca forma
licores destilados; ésta pudre la uva en la rama; pero es un arte convertir el
jugo en vino (alcohólico)". El profesor Turner, en su libro de química,
dice del alcohol: "Este no existe formado en las plantas, sino que es un
proceso de la fermentación vinosa". Adam Fabroni, un escritor italiano
nacido en 1732, dijo: "El zumo de uva no fermentada en la misma
parra".
El sabor natural es dulce.
El
sabor dulce es agradable al paladar de los niños recién nacidos. A los jóvenes,
tanto como a los de mediana edad y a los ancianos, les encanta el sabor dulce.
Este sabor nunca muere. En armonía con esta verdad encontramos que hay una gran
variedad de cosas dulces en la dieta del ser humano. Como es cierto lo del
sabor universal, también es cierto que las personas de climas calurosos (como
Palestina y toda la región Mediterránea) tienen un deseo intensificado por las
cosas dulces. Es un hecho ampliamente probado que los orientales tienen pasión
por las comidas y las bebidas dulces.
El
alcohol, en todas sus combinaciones, no es algo natural para el paladar; su
sabor es repugnante universalmente para el paladar, y solo se vuelve agradable
por su uso continuado.
La preservación de los frutos
La uva
y otros frutos eran muy importantes en la dieta de los antiguos, por esa
necesidad ellos inventaron formas para mantenerlas frescas. Josefo, en el libro
"Guerras de los Judíos", hace mención de la fortaleza de Masada, que
fue destruida por Herodes: "Allí había maíz en grandes cantidades, y cosas
que mantendrían a las personas allí refugiadas vivas por largo tiempo. También
había vino y aceite en abundancia, con todo tipo de legumbres y dátiles, todo
amontonado junto. Estos frutos estaban todos frescos y maduros, y en nada eran
inferiores a los frutos recién recogidos, aunque llevaban poco menos de cien
años en su lugar de almacenamiento".
Swinburn
dice: "En España tienen también el secreto de preservar las uvas sanas y
jugosas de un año para otro" (Comentario Bíblico, p. 278).
Mr. E.
C. Delavan cuanta que cuando él estuvo en Florencia, Italia, Signer Pippini,
uno de los fabricantes de vino más importante, le dijo: "Que él tenía en
su desván, para el uso de su mesa hasta la próxima cosecha, una cantidad de
uvas suficiente para hacer cuatrocientos litros de vino; que uvas siempre se
podía obtener en la cantidad deseada y en cualquier época del año_ Signor
Pippini envió una hermosa cesta de uvas a mi aposento, las cuales eran tan
frescas como recién cortadas de la parra, aunque estas habían sido cortadas
hacía varios meses" (Comentario Bíblico, p. 278).
Como evitar la fermentación
El
profesor Donovan, en su libro sobre economía
doméstica, menciona tres métodos a través de los que se puede evitar la
fermentación:
1º
Extrayendo todo el aire del recipiente en que está el zumo de la uva no
fermentada.
2º
Hirviendo el zumo, o en otras palabras, evaporando el agua; la substancia que
queda se convierte en jarabe, el cual si es muy espeso no fermenta.
3º Si
el zumo es colado y separado de la levadura, la producción de alcohol es
imposible (Anti Bacchus, p. 162). El Dr. Ure, un eminente químico francés, dice
que la fermentación puede ser evitada como sigue (Anti Bacchus, p. 225):
1.
Haciendo la levadura inoperante, particularmente con aceites que contengan
azufre, como el aceite de mostaza, así como con los ácidos sulfúricos.
2.
Separando la levadura a través de un proceso de colación.
3.
Bajando la temperatura a 12º. Las inalterables leyes de la naturaleza, las cuales
son las leyes de Dios, enseñan estos hechos decisivos:
·
Los zumos muy dulces o jarabes espesos no pueden
experimentar la fermentación vinosa.
·
La fermentación directa o inevitable de los jugos
dulces en los climas calurosos, en temperaturas superiores a los 35º, es
acetosa.
·
Para conseguir una fermentación vinosa la
temperatura ha debe mantenerse entre los 15 y 25 grados, y es necesaria la
proporción exacta de azúcar, levadura y agua.
·
Toda fermentación puede ser evitada excluyendo el
aire, por ebullición, mediante filtrado, por evaporación y por el uso de
azufre.
¿Usaban los antiguos métodos para preservar los
zumos dulces?
Agustín
Calmet, el erudito autor del Diccionario de la Biblia, dice: "Los antiguos
poseían el secreto para preservar los vinos dulces todo el año". Si estos
hubieran sido vinos alcohólicos se habrían preservado por sí mismos, el hecho
peculiar era preservarlos como zumos dulces. La química nos enseña que, por la
dulzura de los zumos y el calor climático en el tiempo de la vendimia, la
fermentación vinosa es imposible, y que, a menos que sea evitada como algún
método, la fermentación acetosa comienza rápida y ciertamente.
En la
antigüedad se conocían y practicaban cuatro formas de preservación, las cuales
han sido confirmadas por la química moderna, y que son: hirviendo o
condensando, la filtración, la decantación y la fumigación.
Hirviendo o condensando.
Mediante
este proceso el agua es evaporada, dejando así tan cantidad de azúcar que evita
la fermentación.
Herman
Boerhave, en su obra "Elementos de Química", dice: "Por la
ebullición, las uvas más dulces pierden todas sus aptitudes para la
fermentación, y pueden preservarse después de años sin que tengan que ira a
través de otros cambios" (Dr. Nott, Edición de Londres, p. 81).
El arzobispo
Petter, en su libro "Antigüedades Griegas", dice: "Los
lacedonios acostumbraban a hervir sus vinos sobre el fuego hasta que la quinta
parte era consumida; después de que habían transcurrido cuatro años empezaban a
beberlo" (Vol. II, p. 360).
Aristóteles
dice: El vino de Arcadia era tan espeso que era necesario rascarlo de la
vasijas de cuero y las rascaduras diluirlas en agua" (Comentario Bíblico,
p. 295).
Columella
y otros escritores contemporáneos de los apóstoles dicen: "En Italia y
Grecia era común hervir el vino" (Dr. Nott).
La
Mishná relata que los judíos tenían el hábito de usar vinos hervidos. "La
producción de un licor intoxicante no era nunca la razón principal por la cual
las uvas eran cultivadas por los judíos. Estas, juntamente con el pan, frutas y
olivas, eran lo más esencial para la preservación de la vida" (Kitto, vol.
II, p. 477).
El arte
de las destilación era desconocido para los antiguos, no fue descubierto hasta
el siglo IX.
Filtración.
Mediante
la filtración la levadura es separada del zumo de la uva. Aunque el jugo pasa a
través del colador, la levadura queda en éste y, separados el jugo de la
levadura, dejan de existir las condiciones necesarias para la fermentación.
Los
escritores antiguos, cuando hablaban de remover el potencial de la capacidad
fermentativa del vino, usaban palabras tan fuertes como: eunuchrum (eunuco),
castratum (castrar), effoeminatum (afeminar), expresando con ello la rudeza del
proceso por el cual toda fermentación era impedida. Plutarco, nacido en el año 60
d.C., en su obra "Symposium", dice: "El vino es presentado como
viejo o sin fuerza cuando es colado frecuentemente. Al ser excluida la fuerza o
destilación, el vino ni inflama la mente
ni infecta las pasiones, y es mucho más agradable su sabor" (Comentario
Bíblico, p. 278). Plinio, contemporáneo de Plutarco, dice: "Para todos los
enfermos el vino es más provechoso cuando ha perdido su fuerza por el
colador".
Decantamiento.
La
ciencia química enseña que la levadura puede ser separada tan eficazmente del zumo
de uva por el proceso de decantamiento que la fermentación puede evitarse. La
levadura, como es más pesada que el zumo, se va abajo por su propio peso, si
toda la materia es suspendida en su proceso fermentativo por un tiempo
limitado. La química nos dice que si el zumo de uva se mantiene a una
temperatura de 12º no fermenta. Si el zumo de uva se mantiene frío, desprovisto
de levadura por decantación, al irse esta al fondo del recipiente por su propio
peso, no puede fermentar.
Fumigación.
El Dr.
Ure menciona que la fermentación puede evitarse por la aplicación de
substancias que contienen azufre o ácido sulfúrico. La operación consiste en
provocar la absorción del oxígeno, mediante lo cual se impide la acción de las
partículas de levadura. El Diccionario de Miller Gardener, en el artículo sobre
el vino, dice: "La forma de preservar el vino nuevo, en estado de mosto,
es poniéndolo en pequeñas vasijas fuertemente cerradas por todas partes; de
esta manera es guardado de la fermentación. Pero si ocurriera que éste empezara
a fermentar, la única forma de detener la fermentación es mediante gases sulfúricos".
A
través de estos cuatro métodos hay una sola cosa que se pretende: preservar el
zumo de la uva dulce y sin fermentar.
II. ¿Llamaban los
antiguos vino a ese zumo sin fermentar?
En
todas las citas a las que hemos hecho alusión en las páginas anteriores,
encontramos que todos los escritores llamaban al zumo de uva vino, sea hervido, filtrado, decantado
o fumigado.
Vino con agua
Existe
abundante evidencia de que en la antigüedad se mezclaba el vino con agua. La
razón para esa mezcla no era la alta graduación alcohólica de tal vino, que
requeriría rebajarlo, sino porque era espeso como un jarabe y necesitaba ser
diluirlo para poder beberlo. La cantidad del agua estaba regulada por la
riqueza del vino y la época del año.
Cuando
los escritores antiguos hablan de las costumbres domésticas de la antigüedad
hacen referencia a esta costumbre. Según la época se utilizaba para diluir el
vino agua caliente, templada o fría. Hesiodo prescribía tres partes de agua y
una de vino, durante los meses del verano. Nicómenes consideraba como apropiado
dos partes de vino por cinco de agua. Y según Homero, los vinos pranianos y
meronianos requerían veinte partes de agua por una de vino (Comentario Bíblico,
p. 17).
El
capitán Treat dice: "El vino sin fermentar es preferido sobre cualquier
otro en el sur de Italia, y es bebido mezclado con agua". Finalizaremos
está sección con dos pasaje Bíblicos, que nos hablan de las mixturas o mezclas:
"La sabiduría edificó su casa, labró sus
siete columnas. Mató sus víctimas, mezcló su vino, y puso su mesa_". "Venid,
comed mi pan,y bebed mi vino que yo he mezclado".(Proverbios
9:1-2, 5 RVR). "Más Dios es el
juez;a éste humilla y a aquél enaltece. Porque el cáliz está en la mano de
Jehová, y el vino está fermentado, lleno de mistura; y él derrama del mismo; hasta
el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra".(Salmo
75:7-8).
Vemos
dos vinos, uno para los sabios y otro para los impíos. Las conclusiones a que
nos llevan estas diferentes pruebas son las siguientes:
1ª Las
bebidas sin fermentar existían y eran bebidas comunes entre los antiguos.
2ª Para
preservar sus dulces jugos, en unos climas tan calurosos, se recurría a la ebullición
y otros métodos, los cuales impedían la capacidad y la acción de la levadura o
separaba ésta del zumo de uva.
3ª
Estas bebidas sin fermentar eran llamadas vinos, eran de uso común y altamente
estimadas.
III. Qué dicen las
Sagradas Escrituras
El tercer
punto de mi argumentación en defensa de dos
clases de vino en la Biblia son las mismas Escrituras.
Hemos
de tener constantemente en mente que nuestra versión de la Biblia fue traducida
cuando el uso de las bebidas alcohólicas era aceptado universalmente. En aquel
tiempo los cristianos, hombres respetables y pensadores no había centrado su
atención en la influencia perniciosa de las bebidas alcohólicas. Aunque
existían borrachos, no se trabaja en la prevención ni el tratamiento de ellos.
Las borracheras eran consideradas un incidente negativo de la hospitalidad y de
la alegría social.
Los
traductores de la Biblia, con honestidad, fidelidad y según sus capacidades,
vertieron a nuestra lengua los Escritos Sagrados, pero fueron inintecionada e
inconscientemente influenciados por la filosofía y el uso normal de las
palabras de su tiempo. Igual como los ríos llevan en sus aguas aquellas
materias que evidencian las cuencas que han recorrido y las clases de tierra
que han atravesado, así los traductores interpretan según usos y costumbres que
evidencian las corrientes y formas de pensar de su tiempo. De esta manera
inocente y natural, significados oscuros se han dado a diferentes pasajes.
Con
ello no queremos desacreditar ni debilitar la confianza en la Palabra de Dios.
Pero debemos recordar al lector que solamente
el texto original de las Escrituras es inspirado, y que ninguna traducción
ni interpretación humana es la autoridad definitiva.
Palabras genéricas hebreas.
El
profesor M. Stuart, en su carta al Dr. Nott, de febrero de 1848, dice en la
página 11; "En la Escritura (hebrea) solamente hay dos palabras para
designar aquellas bebidas que pueden ser de naturaleza intoxicante, cuando son
fermentadas, y que no lo son antes de la fermentación. En las Escrituras Hebreas
la palabra yayín (Nyy), en su
significado más amplio, describe al zumo
de uva o al líquido que se extrae
del fruto de la parra. Este puede ser nuevo o viejo, dulce o agrio,
fermentado o sin fermentar, intoxicante o no tóxico. La simple idea de zumo de
uva o vino alcohólico es la base y esencia de la palabra en cualquiera de las
conexiones en que se encuentra.
El
sentido específico que tenemos que aplicar a la palabra está en conexión con el
contexto en que se encuentra y no en la misma palabra.
El Dr.
Murphy, profesor de hebreo en Belfast, dijo: "Yayín denota todos los
estados del zumo de uva".
"Yayín
(escrito algunas veces como yin, yain o ain) se usa para nombrar al zumo de
uva, fermentado o sin fermentar; se emplea ciento cuarenta veces en el Antiguo
Testamento" (Comentario Bíblico, apéndice B, p. 412).
Shekar (rkv). Según el profesor
Stuart esta palabra tiene el mismo significado (p. 14), pero se aplica a un
licor diferente. Esta palabra hebrea es traducida generalmente como
"bebida fuerte" (en la KJV). La idea original de shekar es la de un
licor obtenido de dátiles u otros frutos, exceptuando la uva.
Tanto
"yayín" como "shekar" son dos palabras genéricas. La
primera refiere a una bebida derivada del vino, sea de la clase que sea;
mientras que la segunda hace referencia a una bebida extraida de dátiles u
otros frutos, así como de la cebada o del mijo. Ambas bebidas tienen el
principio de la sacarina, y por lo tanto se pueden convertir en alcohólicas.
Pero también pueden mantenerse y usarse en su estado sin fermentar.
Los
eruditos bíblicos concuerdan en que la palabra griega oinos, oinov, es el equivalente de la palabra hebrea yayin, o sea, que se aplica al zumo de
uva ya sea fermentado como sin fermentar. "Oinos" es la palabra que
la Septuaginta, traducción al griego del Antiguo Testamento hebreo, traduce por
la hebrea "yayin". El Dr. Stuart dice: "En el Nuevo Testamento
"oinos" corresponde exactamente a la palabra "yayin".
En
latín existe la palabra vinum, que
significa lo mismo que la griega "oinos" y la hebrea
"yayin", y de donde deriva nuestra palabra "vino". Todas
estas cuatro palabras referirían genéricamente
al jugo de la uva fermentada o sin fermentar.
John
Stuart Mill, en su libro "System of Logic", dice: "Un término o
palabra genérica está siempre sujeta a ser limitada a un solo significado si
las personas tienen ocasión de usar ese significado más asiduamente que otros
significados que la palabra pueda tener. La fuerza de la costumbre arrastra la
palabra a la playa de un significado en particular, después se retira y la deja
allí".
¿No
será esto lo que ha pasado con la palabra ya "yayin",
"oinos", "vinum" y "vino"? ¿No habrá así quedado
limitado el significado a "vino alcohólico, cuándo realmente tiene otros
significados más provechosos y edificantes para el hombre?
La clasificación de los textos bíblicos.
El
lector bíblico cuidadoso habrá notado que en ciertas ocasiones se menciona en
la Biblia la palabra vino simplemente, sin ninguna aclaración en el contexto
que determine su carácter. Habrá observador que en otras referencias se denota
claramente el carácter negativo de la bebida. Y, por último, existen otros
pasajes en que se designa con un carácter claramente positivo.
1. Vinos malos.
Un
grupo de pasajes se refiere al vino como:
a)
causa de intoxicación. Esto no necesita ninguna argumentación.
b)
causa de violencia y maldición.
"Porque comen pan de maldad, y beben vino (yayin) de robos". (Proverbios 4:17 RVR). "¿Para
quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién
las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los
ojos? Para los que se detienen mucho en el vino (yayin), para los que van buscando la mistura".
(Proverbios
23:29-30 RVR).
c)
causa de seguridad en sí mismo y falta de necesidad de Dios.
"Venid, dicen, tomemos vino (yayin), embriaguémonos de sidra (shekar); y
será el día de mañana como este, o mucho más excelente".
(Isaías
56:12 RVR)
"Y también, el que es dado al vino (yayin) es traicionero, hombre soberbio, que no
permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se
saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y junto para si todos los
pueblos".
(Habacub
2:5 RVR).
"Porque también éstos erraron con el vino (yayin) y con sidra (shekar)" se entontecieron; el sacerdote y el
profeta erraron con sidra (shekar),
fueron trastornados por el vino (yayin);
se aturdieron con la sidra, (shekar)
erraron en la visión, tropezaron en el juicio".
(Isaías
28:7 RVR).
d)
venenoso y destructivo.
"No mires al vino (yayin) cuando rojea,
cuando resplandece su color en la copa.
Se entra suavemente;
mas al fin como serpiente morderá,
y como áspid dará dolor.
Tus ojos mirarán cosas extrañas,
y tu corazón hablará perversidades.
Serás como el que yace en medio del mar,
o como el que está en la punta de un mastelero.
Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió;
me azotaron, mas no lo sentí;
cuando despertare, aún lo volveré a buscar".
(Proverbios
23:30-35 RVR).
"Veneno de serpientes es su vino (yayin), y ponzoña cruel de áspides".
(Deuteronomio
32:33).
"En el día de nuestro rey los príncipes lo
hicieron enfermar con copas de vino (yayin); extendió su mano con los escarnecedores".
(Oseas
7:5).
"¿Ay del que dá de beber al prójimo! ¿Ay de
ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas
(shakar) para mirar su
desnudez".
(Habacub
2:15).
Nótese
como es calificado a ese vino: hiel, veneno, mordedura de áspid_
La
descripción bíblica y las enseñanzas de las verdades físicas concuerdan
perfectamente. El alcohol es certificado por miles de ilustraciones como un
veneno para el ser humano.
El
Doctor William Parker, en su conferencia sobre el tratamiento de los borrachos
crónicos, hizo la siguiente pregunta: "¿Qué es el alcohol? La respuesta
es: un veneno; así está considerado por los mejores escritores y profesores en
toxicología. Me refiero a Orfila, Christison y otros, quienes lo califican como
arsénico, corrosivo sublimado y ácido prúsico_ Al igual que estos venenos,
cuando es introducido en el sistema, es capaz de destruir la vida sin necesidad
de ningún mecanismo_ Una tercera parte de las muertes ocurridas en la ciudad de
New York (o en cualquier otra ciudad) ocurren debido a las bebidas alcohólicas
directa o indirectamente".
No es
de extrañas, entonces, que la Biblia llame a este vino
"escarnecedor": "El vino
(yayin) es escarnecedor, la sidra
alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio" (Prov
20:1); y levanta una fuerte protesta contra los que lo usan llamándoles
"no sabio". Además, la Biblia dice que muerde como una serpiente y da
dolor como picadura de áspid.
e)
Condena a los que lo usan de forma excesiva.
"Ay de los que son valientes para beber vino (yayin), y los fuertes para mezclar bebida"
(Is 5:22).
"Ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni lo maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios" (1 Cor 6:10).
f) Es
un emblema de castigo y ruina eterna.
"Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; nos
hiciste beber vino (yayin) de
aturdimiento" (Sal 60:3).
"Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y
el vino (yayin) está
fermentado, lleno de mistura; y él derramará del mismo; hasta el fondo lo
apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra"" (Sal
75:8).
Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que
bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz del
aturdimiento bebiste hasta los sedimento"_ Así dijo Jehová tu Señor, y tu
Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz del
aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás" (Is
51:17, 22).
"Porque así me dijo Jehová Dios de Israel:
Toma de mi mano la copa del vino (yayin)de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo
te envío" (Jer 25:15).
2. Vinos buenos.
Ahora
con un sentido de placer indecible, quiero pasar a los pasajes que presentan el
vino, yayin, como aprobación divina
porque el carácter de su contexto es bueno.
a) Este
vino es presentado en el altar como una ofrenda a Dios.
"de aceite, de mosto y de trigo, todo lo más
escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová, para ti las he
dado" (Num 18:12,14).
"que traeríamos también las primicias de
nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y
del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el
diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las
décimas de nuestras labores en todas las ciudades"_ "Porque a las
cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la
ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del
santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no
abandonaremos la casa de nuestro Dios" (Neh 10:37, 39).
"y les había hecho una gran cámara, en la
cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del
grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los
cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes"_ "Y todo
Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes" (Neh
13:5, 12).
"Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová
será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de
quemar ofrenda a Jehová" (Lev 2:11).
"No ofrecerás con pan leudo la sangre del
sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la
mañana" (Ex 23:18).
"No ofrecerás cosas leudada junto con la
sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la
fiesta de las pascua" (Ex 34:25).
"No se cocerá con levadura; la he dado a
ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, como el
sacrificio por la culpa" (Lev 6:17).
"Y Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar y a
Itamar sus hijos que habían quedado: Tomada la ofrenda que queda de las
ofrendas encendidas a Jehová, y comedla sin levadura junto al altar, porque es
cosa muy santa" (Lev 10:12).
Como
todos los demás productos ofrecidos en adoración eran de forma natural puros e
inofensivos; siendo que todos ellos son esenciales para la vida y el bienestar
del ser humano, parece una cosa extraña que el vino tuviera que ser diferente y
la única excepción.
b) Este
vino está clasificado con las bendiciones y las cosas más necesarias de la
vida.
Cuando
el patriarca Isaac bendijo a su hijo Jacob en Génesis 27:28, le dijo: "Dios, pues, te dé del rocío del cielo,
y de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto".
Estos eran el don directo de Dios. Esta promesa de bendición y sostenimiento de
las cosas necesarias, es repetidamente dada por Dios a Su pueblo.
"Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le
he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos; de
trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?"
(Gn 27:37).
"Y te amará, te bendeciré y te multiplicará,
y bendiciré el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, tu grano, tu
mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la
tierra que juró a tus padres que te daría" (Dt
7:13).
"yo daré la lluvia de vuestra tierra a su
tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu
aceite" (Dt 11:14).
"Y serán llenos tus graneros con abundancia,
y tus lagares rebosarán de mosto" (Prov 3:10).
(La
palabra mosto, proviene de otra palabra genérica hebrea: Tirosh).
La
bendición será completa cuando tengamos el vino Milenial del Señor: "_los montes destilarán mosto, y los
collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y
saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim"
(Jl 3:18). Abundancia de bendiciones. Estas bendiciones son productos de la
tierra, puros y sin ser dañinos para el hombre, necesarios para subsistencia y
felicidad de este. ¿Podemos clasificar el vino intoxicante, el cual es un
emblema de la ira de Dios y de la ruina eterna del hombre entre las bendiciones
dadas por Dios? Más todavía, el Salmo 104:14-15 dice: "El hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el
servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, y el vino que alegra el
corazón del hombres, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta
la vida del hombre". Y en Jueces 9:13 leemos: "Y la vida les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios
y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?".
Obviamente
el mosto (tirosh) o vino (yayin) que puede alegrar el corazón de Dios no es el
vino considerado como "escarnecedor" y creado por el arte del hombre,
sino el natural, creado con Su propio poder y es el don de Su bondad.
c) Este
vino es el emblema de bendiciones espirituales.
"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y
a los que no tienen dinero, venid, comprar y comed. Venid, comprad sin dinero y
sin precio, vino y leche" (Isa 55.1).
Parece
incongruente decir: Venid y comprad leche y bebedla en abundancia, refiriendo a
una cosa nutritiva e inofensiva, y luego decir: Venid y comprad vino (yayin),
una bebida intoxicante, la cual si es bebida en abundancia despierta el apetito
del borracho y nos deja fuera del cielo. ¿Podría Dios hacer del vino
intoxicante un emblema de las bendiciones espirituales que aseguran paz,
bienestar y prosperidad en esta vida, y prepara a los que las reciben para la
vida futura? Con esto en mente leamos los siguientes versículos:
"y el vino que alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del
hombre" (Sal 104:15).
"Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi
mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los
árboles?" (Jue 9:13).
"Y tu paladar como el buen vino, que se entra
a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los viejos" (Cnt
7:9).
"Mató sus víctimas, mezcló su vino, y puso su
mesa" (Prov 9:2).
"Yo vine a mi huerto, oh hermosa, esposa mía;
he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi
leche he bebido" (Cnt 5:1).
¿Puede
Dios hacer una invitación como ésta a aquellos que ha redimido y después llamar
al vino "escarnecedor"?
d) Este
vino es el emblema de la copa de la redención mediante la cual tenemos el
perdón de los pecados y las bendiciones eternas.
En la
institución de la Cena del Señor, según encontramos en Mateo 26:26-28 y Marcos
14:22-24, el Señor Jesús tomó la copa diciendo: "Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada para remisión de los pecados".
El pan
y el vino aparecen otra vez unidos aquí como bendición, al igual que en otras
escrituras, pero en concreto aquí como emblemas de la manifestación más
maravillosa del amor de Dios hacia el hombre. El Apóstol Pablo hace referencia
a este mismo hecho en 1 Corintios 10:16, diciendo: "La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la
sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de
Cristo?". Y el mismo Señor termina la institución de la Santa Cena con
estas palabras: "Y os digo que desde
ahora no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo
con vosotros en el reino de mi Padre" (Mt 26:29).
En
todos los pasajes en que se hace mención al vino nuevo, no encontramos ni un
rasgo de aviso ni de intimidación de peligro, ni una insinuación de desaprobación,
sino siempre de aprobación.
El
contraste entre los dos es bien marcado y definido:
El uno es causa de intoxicación, violencia
y maldición; el otro produce
confortamiento y paz.
El uno es causa de destrucción propia y
falta de fe en Dios; el otro es
símbolo de devota ofrenda, de pureza en el altar de Dios.
El uno es símbolo de la ira de Dios; el otro símbolo de las bendiciones
espirituales.
El uno es emblema de condenación eterna;
el otro emblema de eterna salvación.
"La
distinción en la calidad entre el vino bueno y el malo es tan clara como la
calidad entre el hombre bueno y el malo, o entre la esposa mala y buena, o
entre los espíritus malignos y los buenos. Porque uno es el sujeto constante de
aviso, literalmente "veneno" análoga y figurativamente, mientras que
otro es reconocido y recomendado por sus características refrescantes e
inocentes, naturales del vino sin fermentar" (Apéndice de Lee, p. 232).
Los pasajes en el Nuevo Testamento.
"El
Dr. Patton en su libro discute detenida y detalladamente cada uno de los
pasajes donde aparece la palabra vino.
La base de su refutación es que, en la mayoría de los pasajes, el vino es
considerado como un producto de glotonería y su uso es para traer placer
voluptuoso a la persona que lo usa. Si en algún pasaje parece haber una
concesión sobre su uso esta es hecha como en lo que hace referencia al uso de
carne, dinero o cualquier otra cosa que puede ser usada voluptuosamente y que
intrínsecamente no es buena ni mala. La palabra que se usa en casi todos los
casos es la genérica "oinos",
la cual no dice si hay o no alcohol. Para no entrar en la detallada explicación
de cada pasaje se traducen las explicaciones que el Dr. Patton da de tres
pasajes claves del Nuevo Testamento: el que refiere a Cristo como comilón y
bebedor (Mt 11:18-19); el que relata la institución de la Cena del Señor (Mt
26:26-28), y el relato de las bodas de Caná (Jn 2:1-11)". (Nota del
traductor).
1. Cristo acusado de ser comilón y bebedor.
Mateo
11:18-19: "Porque vino Juan, que ni
comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y
bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos
y de pecadores".
En los
versículos que preceden a estos, el Salvador ilustra el espíritu de
contradicción y de falta de razonamiento de aquellos que tenían determinado no
encontrar nada bien y que solo buscaban alguna falta, en cualquier cosa y
circunstancia. "Mas ¿á qué compararé
esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y
dan voces a sus compañeros, diciendo: Os tañimos flauta, y no bailasteis; os
endechamos, y no lamentasteis" (Mt 11:16-17). Cristo aplica esta
ilustración directamente en relación a lo que aquella generación pensaba acerca
de Juan el Bautista y de El mismo.
Juan
era nazareno y rígidamente sujeto a los requerimiento de dicho estado. Cuando
observaron su austera abstinencia, hábitos peculiares, ruda vestimenta y sus
denuncias directas, no les agradó y lo despacharon con el comentario: "Demonio tiene". Cuando vieron
a Jesús, cuya misión era totalmente diferente a la de Juan, y observaron que no
practicaba ninguna clase de austeridad sino que vivía como cualquier otro
hombre, relacionándose socialmente incluso con los más indeseables, tampoco
quedaron contentos y dijeron: "He
aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de
pecadores". Es en esa autoridad, o con relación a esta clase de
personas, que los que defienden el vino alcohólico dicen que Cristo
acostumbraba a usar esa clase de bebida. Nótese que la misma clase de autoridad
que era un "bebedor de vino", también dijo que era un
"comilón". Cuando dicen esto, lo dicen con desprecio porque se
juntaba con "publicanos y pecadores" -pero esto no implica que el
vino (oinos) fuera fermentado. Estos mismos, en Juan 8:48, acusan a Jesús de
que "tiene demonio". Si creemos las primeras acusaciones por la
autoridad de sus enemigos, también hemos de creer las segundas por la misma
autoridad. Hemos de recordar que estos, sus enemigos, querían torcer su carácter
para destruir su influencia. Estos consideraron, acertadamente, que la
acusación de "bebedor de vino" ya implicaba borrachera o sensualidad,
era la acusación más dañina para su influencia como maestro (Rabí) religioso y
reformador. También hemos de recordar que sus enemigos no tenían escrúpulos,
eran malignos y no eran famosos, precisamente, por su carácter veraz.
El Dr.
John Owen dice: "Como vino era una bebida común en aquella tierra de
vides, nuestro Señor posiblemente lo bebió en su estado natural sin
fermentar". El Señor no se desvió de su camino y trabajó para limpiarse de
las acusaciones que la maldad y falsedad trajeron contra él. Él dijo
simplemente: "la sabiduría es
justificada por sus hijos";[2] esto
es: Mi obra y carácter me protegerán del poder de todas las acusaciones falsas.
Aquellos que me conocen no serán afectados por ellos y los que no me conocen no
cesarán de calumniarme.
2. La institución de la Cena del Señor.
Mateo
26:26-27: "Y mientras comía, tomó
Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomada,
comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio,
diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que
por muchos es derramada para remisión de los pecados".
Habiendo
terminado la Pascua, nuestro Señor "tomó el pan", sin levadura, pan
sin fermentar, y lo bendijo. Esto era siempre hecho en la Pascua, y Cristo lo
transfirió a la Santa Cena. Entonces lo entregó a sus discípulos como símbolo
de Su cuerpo. Después tomó la copa y dio gracias. Esto se hizo en la Pascua al
dar la tercera copa. De la misma manera que el pan, la copa también fue
transferida por Cristo a la Santa Cena, y dada a sus discípulos como símbolo de
su sangre, "derramada para la remisión de los pecados". El pan y la
copa eran usados indiscriminadamente, en cuanto a su carácter, el uno del otro.
Para estar en armonía con el pan, la copa también tenía que ser sin fermentar.
Fue en pan y el vino de la Pascua los que usó Jesús.
En
Éxodo 12:8, 15, 17-20, 34, 39 y en otros pasajes, toda levadura es prohibida en
la fiesta de la Pascua por siete días. La prohibición de la presencia y uso de
toda clase de productos fermentados, estaba bajo la sentencia de "ser
cortado de Israel" (v.15). El profesor Moses Stuart dice: "La palabra
hebrea khahmtyz, usada en estos
textos, significa cualquier cosa fermentada. Toda levadura o fermentación era
excluida de las ofrendas de Dios (Levítico 2:13-14). La gran mayoría de los
judíos han comprendido siempre que esta prohibición se extiende al vino
fermentado o sidra, tanto como al pan. La palabra que designa la fermentación
del pan o de licores es esencialmente la misma".
Debido
a su significado de corrupción, la levadura era prohibida en los sacrificios
realizados a Dios. Éxodo 34:25 dice: "No
ofrecerás cosa leuda junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta
la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua". Si la
levadura no estaba permitida en los sacrificios, que eran tipos de la sangre
redentora de Cristo, ¿cuánto más lo será una violación del mandamiento el
permitir la levadura, o aquello que ha sido fermentado, como símbolo de la
sangre de la redención? No podemos imaginar que el Señor, omitiendo un
mandamiento tan claro y positivo, admitiera la levadura en el elemento que iba
a perpetuar la memoria del sacrificio de Sí mismo a Dios, y del cual todo los
otros sacrificios habían sido un tipo.
El
Salvador no usa "oinos",
la palabra que normalmente es traducida como vino y que incluye el jugo de la
uva en todos sus estados, sino que usa la frase "gennhmatov thv
ampelou", "este fruto de la
vid". Y dijo que no lo bebería más "hasta
aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi padre".
¿Habrá
vino fermentado en el reino de los cielos, dónde no pueden entrar los
borrachos? ¿Practicaremos allí moderación o santidad total?
3. El milagro de las bodas de Caná.
Juan
2:1-11: "Al tercer día se hicieron
unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron
también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y fueron también
invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de
Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo mujer? Aún no
ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os
dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la
purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres
cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta
arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo
llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde
era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al
esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han
bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta
ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de galilea, y manifestó su
gloria; y sus discípulos creyeron en él".
El
hecho que se distingue en este pasaje es que Cristo convirtió el agua en vino.
La palabra griega es "oinos",
y muchos pretenden hacer creer que este vino era alcohólico e intoxicante. Pero
como "oinos" es una
palabra genérica, que incluye a toda clase de vinos, todos los estados del zumo
de la uva y en ocasiones incluso el racimo, la cepa o la vida, es presuntuoso
afirmar rotundamente que este era intoxicante. Como la narrativa bíblica guarda
silencio respecto a este particular, el carácter del vino solo puede ser
determinado por las circunstancias asociadas a la ocasión, la materia usada, la
persona que hace el vino y la influencia moral del milagro.
La materia usada fue agua, el mismo
elemento que dejan caer las nubes, el cual las vides absorben de la tierra por
las raíces y convierte en jugo en las uvas. La persona que realizó el milagro fue Jesucristo, el mismo que en el
principio creó todas las cosas y estableció las leyes por las que la vid toma
el agua y la convierta en zumo puro, sin fermentar.
El vino
que la familia había provisto había sido usado en su totalidad, y la madre de
Jesús le informó de este hecho. Él ordenó que las seis tinajas fueran llenas de
agua, hecho esto ordenó que se sacase una muestra y se llevase al maestresala.
Este dijo que el vino era muy bueno. La influencia
moral del milagro se determina por el carácter del vino. En este punto es
correcto preguntarse: ¿No es degradatorio para el carácter de Cristo y las
enseñanzas de la Biblia el suponer que Él ejerció su poder de hacer milagros
para producir quinientos (según Alford) o doscientos cuarenta (según Smith)
litros de vino intoxicante? ¿No sería ese vino que se produjo a través de ese
milagro demasiado alcohol para los convidados, los cuales suponemos que eran
judíos piadosos, pues eran amigos de María y Jesús? ¿No sería esa vino el
llamado por Dios en el Antiguo Testamento "escarnecedor", comparando
sus efectos a la mordedura de serpientes y áspides venenosos? ¿No ha sido ese
vino escogido por el Espíritu Santo como emblema de la ira del Dios Todopoderoso?
Pero si
ese vino no es alcohólico, ¿dónde está el milagro? En Mateo 15:34 leemos que
Jesús dio de comer a cuatro mil personas, en Marcos 6:38 leemos que dio de
comer a cinco mil; en ambos casos usó solamente unos pocos panes y peces,
recogiendo después de haber comido todos cestas llenas de los trozos que
sobraron.
En
estos casos, Jesús hizo instantáneamente lo que por la leyes de la naturaleza,
que el mismo estableció, hubiera tardado meses. Así fue con el pan y así fue
con el vino. Cristo, por su poder sobrenatural y con una rapidez que los
humanos no podemos entender, produjo la conversión del agua en "la sangre
pura de la vid", la cual, según las leyes que el estableció, tiene lugar
cada año mediante la absorción de la vida del agua de la tierra y la
transformación de esta en zumo puro y no fermentado ni intoxicante, en los
racimos maduros que vemos en las vides.
De este
vino natural y no fermentado leemos en el Salmo 104:14-15: "El que hace producir el heno para las bestias, y la hierba para
el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar
el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre". Este vino es
hecho por un acto directo de Dios, mediante la ley que hace que la vid absorba
el agua de la tierra y la transforme en zumo natural en los hermosos racimos de
la vid.
"El
vino es escarnecedor". Esta es la palabra de Dios. Nadie pone en duda que
aquí se refiere al vino intoxicante. Pero, ¿porqué lo llama Dios escarnecedor?
Seguro que no es porque cuando se bebe es exceso es dañino. La carne de ternera
también es dañina cuando la comemos en exceso. ¿Es la carne de ternera
escarnecedora? Creo que todos hemos de estar de acuerdo en que el vino es
escarnecedor por sus característica implícitas, ese "algo" en el vino
mismo por el que sus consumidores son inducidos al exceso. Ese "algo"
es el alcohol, que engaña al hombre. Su efectos son graduales, casi
imperceptibles. Este es seductor y traicionero, y hace caer al mejor y más
noble de los hombres, si no están prevenidos.
En la
antigüedad, por lo tanto, hubo dos clases de vinos diferentes. Uno era dulce,
agradable, refrescante, sin fermentar; el otro era excitante, inflamador,
intoxicante. Ambos eran llamados "vino". Es natural decir de uno, que
"en él hay bendición" y "pone alegre el corazón"; como del
otro, que "engaño hay en él" y "trae maldición y dolor".
Ahora no hay dificultad para comparar Escritura con Escritura. La Biblia no endosa el uso de bebidas
alcohólicas; no pone ningún arma en las manos de los bebedores y vendedores de
bebidas alcohólicas.
Yo no
creo que beber vino es un pecado en si mismo. Yo no creo que la iglesia tenga
que hacer de ello un asunto de disciplina. Pero sí creo que el cristiano que es
conocido por su ejemplo y su enseñanza como defensor del uso del alcohol, toma
sobre si mismo una terrible responsabilidad. El efecto de dicha enseñanza o
ejemplo se nota mucho más allá del círculo de aquellos con los que dicho
cristiano entra en contacto. Cuanto más alta es la posición mayor es también la
influencia de su palabra y ejemplo. Y entre los miles y miles de personas que
son llevadas anualmente a la ruina moral y física por el alcohol, pueden haber
los que encontraron en su ejemplo y enseñanza una piedra de tropiezo. ¿Quieres
ser uno de ellos, o quieres que tu testimonio pueda salvar a alguno de las
garras del escarnecedor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario