"Por sus Padres les conocereis” no es una cita de la Biblia. Sin embargo si que podemos referirlo como una “frase bíblica” pues está escrito “Isaias, hijo de Amoz” “Jeremías hijo de Helkiah,” “Santiago, hijo de Zebedeo”, “Santiago, hijo de Alfeo,” y “Judas Iscariote, Hijo de Simón.” En otras palabras la Biblia está diciendo “por sus padres les conocereis.” Lo que tú eres como padre, puedes esperar que tus hijos sean el día de mañana. Como alguien dijo, los hijos siguen las pisasdas que sus padres intentaron ocultar. Aquello que nosostros somos, podemos estar casi seguros que tambien lo serán nuestros hijos.
“Mi hijo siguió mis pisadas a la prisión”, son palabras que repetía un convicto en la prisión estatal de Indiana. El padre estaba allí acusado de rapto, su hijo fué a parar a la misma prisión acusado de asesinato. Si sin duda alguna había seguido a su padre en sus mismos pasos.
El apostol Pablo nos exhorta, “y vosotros padres, no provoqueis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:4) El enfásis de Pablo es pues que los padres no irriten a sus hijos provocandoles a la ira, no les lleveis a un lugar de resentimiento y amargura, sino que de una manera tierna guiadles en la disciplina en el consejo y la admonición del Señor. Este texto nos introduce pues a los principios necesarios para poder entender la idea de que “por sus padres les conocereis.”
LA PROPUESTA.
“Criadlos en la disciplina y amonestación del Señor.” ¿Qué importantes y enfáticos son los principios que el Señor da para la educación de nuestros hijos. La obediencia es el principio fundamental del carácter. Pero para que los padres puedan enseñar obediencia tambien tienen que entender la disciplina, porque las dos están relacionadas. La disciplina es el medio por el cual se consigue la obediencia, un factor que los padres modernos olvidan con frecuencia. Tal vez sea porque los padres modernos están muy influenciados por las nuevas ideas de educación que cuestionan la autoridad (al igual que la practicalidad) de las Escrituras, o miran con desprecio los consejos y enseñanazas que el Señor nos da en su Palabra. El hecho importante de todas maneras, es que Dios demanda disciplina aunque los padres la practiquen o no, y Dios hace a los padres los responsables de enseñar obediencia mediante la disciplina.
La Biblia está llena de pasajes que muestran el cómo, dónde, cuando y de que forma, la disciplina debe ser enseñada y aplicada. Proverbios 29:15 “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.”, Proverbios 19:18 “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para destruirlo.” Proverbios 29:17 “Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.”
EL PROBLEMA
“No provoqueis a ira a vuestros hijos”. El entrenamiento de un niño no es fácil de realizar. El apostol no sólo nos advirtió de los problemas que tendríamos que afrontar sino tambien los causados por un método incorrecto. ¿Cuáles son algunas de las dificultades más comunes que todos los padres enfrentan?
El uso de Clichés. Tal vez uno de los clichés más típicos usados por los padres de hoy en día es “cuando yo tenía tu edad…” Esto implica que el padre era un “niño modelo” en esa edad en particular, y que nunca necesito ser disciplinado o castigado. El problema real, sin embargo, es que el padre muestra su incapacidad de entender a su hijo en el estado actual. Que interesante es notar que el paso de los años parece borrar los recuerdos de niñez que los adultos tenemos, especialmente aquellos cuando fuimos corregidos.
Un padre mientras intentaba arreglar el juguete roto de su hijo (que a propósito habían comprado el día anteriro), dijo “Simplemente no entiendo a los niños de hoy endía,. No tienen ningún respecto hacía la propiedad. Cuando yo era un niño, sólo me daban un juguete por navidad. Y tenía que durar todo el año. Si lo rompía, sabía que mi padre me iba a dar una reprimenda. No entiendo como los niños de hoyt no tienen cuidado de sus juguetes.” La respuesta al dilema de este padre es muy clara. Y la Biblia nos ayuda a entender lo obio. Proberbios 4:3-4 dice, “Porque yo tambien fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre…y él me enseñaba.” Los niños no tendrán respeto si nosotros no les enseñamos a tenerlo…
El eterno uso de la palabra “no”. Algunos padres usan esta palabra por motivos de interés simplemente porque ellos están demasiado ocupados, o son demasiado bagos para poder guiar a sus hijos en las actividades que realizan. Talvez necesitamos reconocer que muchas veces nuestros hijos necesitan el consejo de un padre diciendo “no lo hagas de esta manera, pero hazlo de esta otra.” De esta forma él aprenderá a hacer las cosas correctas y empezará a tener confianza en el consejo de su padre.
La Teoría de “no a la disciplina.” Algunos padres no serán culpables del uso del NO, porque nunca lo usan. Están justo al otro extremo. No creen en la disciplina ni en el castigo. Quieren que sus hijos sean libres para hacer aquello que les plazca. Quieren que el niñó desarrolle su personalidad en la manera que más le convenga. No quieren que sus hijos parezcan memos, con “poca personalidad”, asi que no les amonestan conforme a los principios de la Biblia, sino que prefieren que aprendan mediante “la vida, que tanto enseña…” Es como el padre que dandose cuenta del mal comportamiento que su hijo tenía delante de otras personas para poder disculpar a su hijo dijo, “tengo ganas que crezca lo suficiente para que pueda entender lo que significa NO.”
En contraste con este ejemplo se encuentra la experiencia de Susanna Wesley, considerada por muchos una de las mejores madres de la história eclesiastica. En el diario de John Wesley hay una copia de una carta que la señora Wesley escribió a su hijo, John, como respuesta a algunas preguntas que su hijo le había hecho encuanto a la educación de sus hijos. Ella escribió, “antes de cumplir un año, se les debe enseñar a temer al Señor, y a llorar suavemente; de esta forma evitaban mucha corrección que de otra manera hubierna sufrido, raravez se escuchaba en su casa el odioso ruido del berrear de un niño, sino que la familia vivia en el más posible silencio, como si no hubiera niños entre ellos.”
Que diferente era su disciplina, que diferentes sus resultados, de los resultados de Eli, el sumo sacerdote de Israel, cuyo fracaso como padre se menciona en I Samuel 3:13. “Y le mostraré que yo juzgaré a su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe, porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.” El escritor de proverbios tambien nos avisa diciendo; ”La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.” (Proverbios 29:15)
Que triste es pensar que muchos padres usan a sus hijos como cabezas de turco. Descargan en ellos todas sus frustraciones y malestares, todo el mal humor acarreado en el trabajo, o todo el rencor que guardan hacía su conyugue. Los niños son hoy en día un estorbo, algo que no se tiene ni tiempo ni dinero para mantener en casa y que es preferible no tener pues quitan la libertad y te impiden hacer todo aquello que desearías e ir a todos aquellos lugares que tanto anhelas visitar.
Pero por que razón los inocentes pequeños tienen que llevar sobre si la carga de nuestras frustraciones, de nuestra inmadurez paternal, la falta de abilidad y sabíduría para poder soportar la presión de la jornada. Creo que sería buena idea tener en cada casa uno de esos sacos que usan los boxeadores para sus entrenamientos, Allí padres frustrados, maridos incomprendidos y trabajadores maltratados podrían tener una sesión diaría de desahogo energético y descarga neurotica. Pero existe un lugar mucho mejor para el creyente, un lugar de paz como el mundo no la da. Un lugar de sosiego. Está a los pies del Señor y en el consuelo de su Palabra. Es allí donde encontrámos la manera en que debemos tratar nuestros asuntos familiares. “El amor es sufrido, es benigno” (I Cor. 13). “Quitense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdónandoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesiso 4;31-32).
Temores infantiles. Algunas veces he oido a padres molestos por el comportamiento de sus hijos darles una reprimenda en un tono amenazante diciendoles “si no te comportas bien, voy a decirselo a la policia.” La idea es aplicar la autoridad de alguien fuera de la familia que crea suficiente respeto sin que el niño pierda la simpatía por su padre. El malo es el que disciplina, o te hace obedecer. Asi que el policia, y muchas veces el pastor de la iglesia, se convierte en esa fuente de autoridad de la cual los padres hechan mano cuando quieren “tirar el niño a los leones.
Sin embargo la Biblia nos dice “padres (y madres incluidas, pero no policias) amonestarles….”Hacedlo de una manera tierna sin usar el temor. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardia, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (II Timoteo 1:7) y “en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; de donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (I Juan 4:18). La ansiedad y el temor es un efecto negativo sobre el control propio lo cual es de vital importancia para el crecimiento correcto de los niños. La Biblia exhorta a los padres a disciplinar, es decir a usar la “bara” cuando sea necesario, pero en amor, no en ira, con amenazas, sino con amor.
Ser padre puede llegar a ser una experiencia frustrante, pero no estamos sólos en esta labor. Hemos sido hechos responsables delante de Dios el cual tiene cuidado de nosotros, y no estamos sólos en nuestra labor como padres pues han recibido la bendición de Sus promesas y su ayuda continua.
LAS PROMESAS
No hay ninguna duda que hay promesas implícitas en la Biblia referentes a nuestra labor como padres. Pero esas promesas solamente llegaran a ser hechas ciertas en nuestra vida cuando nosotros cumplimos nuestra responsabilidad como padres expresada en Efesios 6:4. Las promesas de Dios nos han sido dadas bajo la premisa de una condición, el cumplir nuestra responsabilidad como padres (ver Prov. 22:6, 22:15, 29:17). Es por eso que como padres tenemos una gran responsabilidad, “Por sus padres les conocereis”, si fueron padres que oraron y se preocuparon por el bienestar espiritual de sus hijos, tendrán la recompensa de su esfuerzo, pues “Fiel es el que prometio.” (Hebreos 10:23)
Dr. Pedro Pinyol
(Pastor Església Bíblica de Castellbisbal)
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