miércoles, 14 de enero de 2015

La casa de Cloé: Cuando lo que oímos es cierto



Mis manos temblaban cada vez que tenía que abrir uno de aquello sobres marcado con la palabra “confidencial” o “alto secreto”… la realidad es que una vez abierto el sobre muchas veces mis manos dejaban de temblar al darme cuenta que la información era simplemente “chafarderio”  Corrían los años 86 y todo lo que se publicaba en la prensa era mirado con lupa por las fuerzas del orden y seguridad del ejercito, pero para mí aquellos meses en la segunda sección de Estado Mayor me enseñó mucho en cuanto a cómo tratar la “información” que llegaba a nosotros, como registrarla, filtrarla, contrastar fuentes, o usar la información recibida en base a los propósito y objetivos marcados.
Como pastores, profesores, o padres, mucha “información” llega a nuestras manos y la pregunta que me hago a mi mismo es ¿cuando esa información es valiosa? o ¿cuando en realidad se trata simplemente de chafarderio, o lo que es peor falsas acusaciones, críticas, mal hablar que es en definitiva pecado? La Biblia es clara en cuanto a los peligros de la lengua y sus consecuencias produciendo división, malos pensamientos, y disputas innecesarias todo como resultado de palabras. (Sal. 15:1-3 Pr 25:23 Ro 1:28,30 2Co 12:20, Le 19:16 Salmo 15:1-3, Pr 11:13, 16:28, 17:9, 18:8, 20:19 26:20-22 1Ti 5:11,13, Ex 22:28 Job 19:18 Salmo 10:7,8 12:3,4 34:13 35:21 41:5-9 52:2-4 59:12 64:2-5 69:12,26 70:3 102:8 106:33 119:23 120:1-7 140:3,11 Pr 4:24 6:16-19 8:13 10:11,19,31,32 11:11 12:5,6,13,17-19 13:3 14:25 15:1,4,28 16:27,28 17:4,9,20 18:8,21,23 19:1,22,28 24:2 25:23 26:20-23,28 Ec 7:22 10:11,20 Isa 6:5 32:6,7 Jer 20:10 Mt 5:22,37 12:34-37 Ac 23:5 Ro 1:29,30 3:13,14 1Co 6:10 Ef. 4:25,29,31 5:4 Tit 1:10,11 3:2 Sant. 1:19,26 3:5,6,8-10 4:11 1Pe 2:1 3:9,10 2Pe 2:7,8,10 Jud. 1:8-10, Ex 23:1,7 Le 19:16 Salm. 41:5-9 Mt 5:11 Lu 3:14 2Ti 3:3 1Pe 4:14)

La palabra en inglés para crítica es “backbiting” cuya traducción literal seria “morder la espalda”  Así de una manera muy gráfica podemos decir que los creyentes nos “mordemos unos a otros y no solo la espalda sino también el cuello (Gál. 5:15). Esta situación debe ser tratada por el liderazgo en la iglesia cortando toda raíz de amargura, toda división o disputa que es al fin y al cabo una guerra de palabras.
La pregunta a la vez que debemos hacernos es ¿Cuándo es una información importante? ¿Cuándo está basada en hechos probados? ¿Cuándo esa información constituye una información relevante que puede proteger a nuestra iglesia o librarnos de una situación de desorden o de pecado? Sin duda alguna, todos entendemos la pecaminosidad de las falsas acusaciones, o de la calumnia o las críticas, eso está mal. Pero, ¿Cuándo deja de ser una crítica para convertirse en el testimonio verdadero de una situación que de no ser corregida puede llevar más conflicto y sufrimiento a nuestras vidas o iglesias?
Estas son algunas de las preguntas que a menudo surgen en el ministerio pastoral. Como periodista una aprende que la “información es poder,”  pero ¿es así también dentro de la ética ministerial? ¿Cómo podemos usar, canalizar o filtrar la información que nos llega? ¿Qué principios escriturales hay detrás de ello? Creo que la casa de Cloé tiene la respuesta.
En I Cor 1:11 nos habla de la “Casa de Cloé”, una hermana influyente en la iglesia de Corinto, cuya familia había informado a Pablo de las divisiones que estaba habiendo en la iglesia de Corinto. De todos es conocido como Pablo en sus dos epístolas tuvo que tratar los problemas que en aquella iglesia se habían levantado. Falsas enseñanzas, pecados y divisiones eran incipientes en la congregación situada en esta ciudad. Los de Corinto habían escrito a Pablo preguntándole acerca de lo sacrificado a los ídolos, sobre el matrimonio, el decoro en las asambleas de la iglesia, pero no habían mencionado ni una sola palabra de los desordenes de aquella iglesia. Esa información había llegado a Pablo desde otras fuentes.

En I Cor. 5:1 y 2 Pablo menciona como “había llegado a sus oídos la situación de la iglesia. Contrastando ambos pasajes descubrimos que Pablo utiliza la expresión “se oye” y “he sido informado.”  Pablo menciona esto aún antes de tratar con los problemas referidos en la carta que la Iglesia le había enviado y que no parecía contener nada de estos problemas. Como prueba de la veracidad de lo que había oído Pablo menciona la fuente de su información “por los de Cloé.” El no se estaba inventando la información, sino que procedía de una fuente fiable, pero a la vez no detalla los nombres exactos o individuos de la “casa o familia de Cloé” tal vez para evitar posibles represalias u odio hacia esos individuos. Parece en el contexto que Pablo estaba también reprochando el hecho que la información del problema le debería haber sido dada por los ancianos de la iglesia, pero en vez de ello, estos le habían escrito sobre temas y disputas doctrinales pero no habían dicho nada del problema de las divisiones y pecados y que él se había tenido que enterar por otras fuentes.

 A ninguno de nosotros se nos ocurriría tratar a Pablo de “chismoso” o que le gustaba escuchar “habladurías” Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que él quería cumplir con su responsabilidad pastoral en cuanto al cuidado de la iglesia que él había fundado. Debemos también suponer que las “fuentes” de la información no eran carnales, ni buscaban el chismorreo, sino que estaban sinceramente preocupadas por lo que estaba pasando en aquella iglesia, quería proteger a la iglesia de los pecados que iban en contra de las enseñanzas de la Palabra de Dios y vieron necesario que el apóstol Pablo estuviera  informado de esa situación. Ni la Palabra de Dios, ni Pablo, muestran reproche hacia la casa de Cloé por haber “informado” o “dicho” lo que estaba pasando.

Es posible que Pablo estuviera basando sus conclusiones en el principio antiguo testamentario del doble testigo (Le 5:1 Pr 18:17, Ex 22:11 Nu 5:19,21 1 Reyes 8:31,32, Le 24:14 Nu 35:30 De 17:6 19:15 Mt 18:16 Juan 8:17 2Co 13:1 1Ti 5:19 Heb 10:28)

De hecho este principio originado en el Antiguo Testamento fue también reforzado por el Señor Jesucristo en Mat. 18:15-20. Este pasaje trata sobre el tema de que hacer y cómo hacer para resolver conflictos entre los hermanos.  La enseñanza enfatiza que cuando tu hermano te ofende primero tienes que ir a él, y si no te hace caso entonces debía ser confrontado delante de dos o tres testigos y si no les hiciera caso, el siguiente paso era decirlo públicamente. El versículo 20 que muchas veces usamos para “consolarnos” cuando somos pocos en una reunión se está refiriendo en realidad a esos “dos testigos” de cargo, mostrando que el Señor está en medio de aquellos que están resolviendo un conflicto pues El sabe toda la verdad.

Vemos que Pablo conocía y practicaba este principio en sus palabras de 2 Corintios 13:1 donde Pablo iba a ellos por tercera vez y ahora iba a tratar todo en presencia de testigos.

La Casa de Cloé nos da la respuesta de cómo tratar con lo que oímos o se nos dice como pastores, diferenciándolo de la crítica, habladurías o chismes.

El discernimiento espiritual, la guía del Espíritu la madurez como creyentes tiene que darnos pautas para mantener esa diferenciación.

Algunas cosas que he aprendido a lo largo de los años;

  • 1.     Escucha la casa de Cloé.
  • 2.     Asegúrate del origen de la fuente de información (es fidedigna? es espiritual? está corrupta? Hay intenciones escondidas o perversas en la información entregada o proviene del genuino sentir de preocupación de hermanos que buscan lo mejor?)
  • 3.     Contrasta fuentes de información mediante varios testigos. Si dos o más personas te están diciendo lo mismo, es que muy probablemente sea cierto. Y aún así, puedes encontrarte con el factor “negación absoluta de las acusaciones presentadas…” Entre los políticos, militares, etc, esta es una técnica que se usa a menudo, negarlo todo a pesar de las evidencias, negarlo todo a pesar de que sea verdad para así confundir y dejar sin argumentos aún a los testigos. entonces ¿Qué hacer?
  • 4.     Nuestro objetivo no es establecer un interrogatorio para que las personas “confiesen”… Dios lo sabe todo, aún lo oculto del corazón, los verdaderos motivos e intenciones de nuestras actuaciones que muchas veces pueden incluso llegar a ser mal interpretadas. Pero cuando alguien niega lo que es cierto, lo único que podemos hacer es dejar que el Señor muestre los corazones y traiga a la luz lo oculto.
  • 5.     Escucha siempre ambas versiones de un conflicto. Tendemos a creernos el primer informe, pero caemos en el error de no darnos cuenta que todos presentamos siempre un informe positivo hacia nosotros mismos, cuando en realidad podemos ser la causa del conflicto… tendemos a creer a nuestros amigos o a los que nos caen más bien, siendo este un error mortal pues aún nuestros mejores amigos pueden actuar erróneamente. Así que escucha a ambas partes y no tomes partido en ninguna hasta no tener todas las piezas del puzle.
  • 6.     Una vez entendido la situación, discriminada la falsa información y si estás seguro de lo acontecido actúa en base a ello buscando el bien estar de la Iglesia, la protección de los inocentes, la corrección del error, y la restitución tanto del ofendido como del ofensor. Y que el Señor te de “entendimiento en todo”. (2 Timoteo 2:7). 
  • 7.  Siempre distingue entre la casa de Cloe y la casa de "corre-ve-y-dilo"   Si no beneficia a nadie, no lo digas, y si no tienes nada bueno que decir... no lo digas. 



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